viernes, 27 de junio de 2014

Experimento: La religión de Superman.


Les propongo un experimento sociológico; un experimento, en si mismo, hipotético ya que se requeriría grandes cantidades de dinero para realizarlo, una enorme flexibilidad moral para llevarlo a cabo y tiempo, mucho mucho mucho tiempo para concluirlo. Por lo mismo, tan solo propongo que lo realicemos en el basto plano del intelecto; tan solo hacer un juego mental e imaginar el planteamiento, el desarrollo, y los resultados del experimento.

Así que iniciemos (obviando, como dije, que se requeriría una enorme cantidad de dinero, flexibilidad moral y tiempo).

Lo primero que debemos de hacer es conseguirnos un laboratorio de experimentación. Dicho laboratorio debe de ser un ambiente por completo natural y libre de intervenciones humanas más allá de lo requerido. Se propone un archipiélago rico en recursos naturales y fuera de cualquier tipo de ruta marítima o aérea que pudiera causar distracciones.

Se poblará el archipiélago con cerca de doscientas parejas de científicos que serán parte del experimento, haciendo el papel de padres de los “conejillos de indias”: cerca de trescientos niños recién nacidos.

Los infantes (a los que se les llamará “pobladores”) vivirán bajo la tutela de los “padres” postizos (que serán y se les llamará “científicos”). La vida dentro del archipiélago será muy tribal: no se utilizará tecnología avanzada, a lo sumo se permitirán herramientas básicas (martillos, cuchillos, etc) siempre y cuando hayan sido hechas con los recursos del archipiélago.

Los “científicos”, en su rol de padres, educarán a los “pobladores”. Sin embargo, tendrán prohibido hablarles de ciencia y los por qué de las cosas que hayan sido descubiertas antes del año cero de nuestra era. Es decir, los pobladores vivirán como la gente de aquellos tiempos.

Sin embargo, y el motivo de éste experimento, no se les dará referencias religiosas conocidas a los pobladores: no se les inculcará ni judaísmo, ni cristianismo, ni enseñanzas musulmanas, etc: ninguna religión establecida en el mundo actualmente. Tan solo se le hablará de un solo dios: “SUPERMAN”. (Se usa “SUPERMAN” como ejemplo didáctico. Sin embargo se puede usar cualquier personaje de ficción que no sea ninguno que ya haya sido usado en las religiones establecidas. Incluso se permite inventar el nombre y la historia del dios que se prefiera.)

A los pobladores se les hablará de “Superman” como el creador de todo el universo. Se les enseñarán cantos para alabarlo y se les inculcarán ritos no importa lo absurdos que sean (“No comerás guanábana el domingo, día de tu dios “Superman”; pues esa fruta es impura por su semejanza con la Kriptonita verde)

Se les dirá que Superman fue muerto por Doomsday y resucitó. Y que venció a la fusión de Lex Luthor (el humano más inteligente y astuto) con Braniac (La supercomputadora de Kriptón); y que, después de mucho luchar y decepcionarse con la humanidad por culpa de Luthor, se fue a descansar al sol desde donde los ve y a donde atraerá sus almas cuando mueran para vivir eternamente.

Se le hará ver que Superman era humilde, por eso se disfrazaba del torpe Clark Kent, y por eso ama a la gente que se inclina ante los demás. Así como odia la ciencia y la tecnología por lo que le hizo Braniac.

Y el mito de Superman puede crecer tanto como sea necesario. Podemos, incluso, hacer que cuelguen los escudos con la letra “S”.

Lo importante es que cuando un niño haga preguntas acerca de las incongruencia de la historia, pueden modificarla como sea para que encaje, ejemplo:

“ - ¿Cómo pudo Superman crear el universo, si es hijo de Jor-el y lo mandaron en una nave espacial a la tierra?
Bueno – responderán – Mira, eso viene en Action Comics #4 del evangelio de San Jerry Siegel, de la Edad de Oro. Sin embargo, en Superman #256 de San Alex Ross, dice que Superman viajó en el tiempo y él creó el universo y a Kriptón para poder nacer. Por lo que en realidad él se creó a sí mismo.
- Pero…
- Mira, la historia de Superman es incomprensible para nosotros. Tan solo es cuestión de fe; si no tienes fe, Superman te va a quemar con su visión de calor o se puede enojar tanto que puede soplar con fuerza y mandar un tsumami y matarnos a todos. ¿Quieres que pase eso?
- ¡No!
- Entonces deja de preguntar tonterías, que el superoido de Superman lo oye todo.”

Habrá sin embargo algunos más reacios a creer. Con esos se deben tomar medidas extremas y ejemplares: azotarlos en público, torturarlos o incluso matarlos. Se puede mencionar que aquellos que no creen han sido influenciados por Luthor-Braniac que “sigue vivo pero escondido y controla la mente de los que no creen o son débiles”

Con el paso del tiempo, los niños pobladores se volverán adultos creyentes en Superman. Se deberá de reforzar constantemente: cada vez que haya una catástrofe se hablará de la ira de Superman, cuando pase algo bueno se deberá de agradecerle, si les pasa algo malo “Superman sabrá por qué”; si mueres y no fuiste bueno, en vez de ir al sol con Superman, te jalará un hoyo negro.

Se detectará a los más fanáticos y se les dará la responsabilidad de continuar “impartiendo la palabra”. Se detectará también a los más escépticos y, a aquellos que se puedan corromper, se les dará poder a cambio de que dejen de preguntar y sigan convenciendo a la gente de que SÍ existe Superman haciéndoles ver que, si cae la imagen de Superman, caerán también sus privilegios. Sin embargo, a aquellos que no puedan corromperse, deberán ser eliminados para dar ejemplo.

Solo es necesario vigilarlos por dos o tres generaciones… después es solo cuestión de esperar. Después de que hayan pasado cientos de años es muy probable que ellos nos encuentren a nosotros; ya que habrá algunos pobladores, pasadas varias generaciones, que se atreverán a refutar el hecho de que los eclipses son trozos de Kriptonita que golpearon el sol; así como a cuestionar a las sagradas “DC comics”. En cientos de años, veremos que, de cualquier manera los pobladores tuvieron una evolución en su pensamiento científico; y que no “fuimos creados en el astrolaboratorio de Superman a través de su mística computadora holográfica para parecernos a él”… sin embargo, serán pocos los que nieguen su existencia.

Será entonces el momento en que los descendientes del experimento (los científicos que le dieron seguimiento) les mostraremos que en realidad “Superman” no existe. Que Superman solo era un cuento para entretener e inspirar a los niños. Y les mostraremos los comics, las películas, y toda evidencia que sea necesaria. Aunque nos sorprenderá ver lo mucho que se han alterado los comics originales.

Aquellos que hayan negado la existencia de Superman sonreirán satisfechos; algunos otros se sentirán desconcertados pero aceptarán las pruebas, aunque de vez en cuando, en la intimidad de su casa seguirán mirando al cielo y susurrando: “es un pájaro… es un “halcón”: ¡No, es Superman!”


Y habrá algunos, muchos en realidad, que a pesar de todo, jamás, jamás dejarán de creer en él; jamás comerán guanábana en domingo; e incluso llegarán a asesinar a todo aquél que esté en contra de Superman, el dios único y verdadero que habita en el sol.

Sería un experimento interesante.

Hay veces en que pienso que, en realidad, me encuentro en una isla.


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